¿Cuántas veces has escuchado la frase “Estudia esto, que tiene más salidas o esto otro, con lo que ganarás más dinero?

 

Nos han hecho creer que la razón para elegir los estudios superiores debe ser la posición económica y una amplia expectativa de salidas profesionales, pero ¿de qué sirve ganar mucho dinero y no disfrutar con nuestro trabajo?

Aunque a algunas personas les parezca irrelevante, quienes lo han experimentado aseguran que trabajar en algo que no te gusta, a la larga genera frustración, desmotivación y un gran desequilibrio en la vida.

El trabajo, al que vamos a dedicar una gran parte de la vida, no debe resultar un sacrificio, sino servir para nuestro crecimiento personal. Dedicarnos a algo que nos apasiona nos permite vivir con mayor plenitud, encontrar el sentido y el propósito de la vida y, en definitiva, contribuye a vivir más feliz.

La creencia de que el dinero trae la felicidad es un mito. Encontrar un objetivo profesional que nos apasione, nos ilusione y nos motive nos hará comprometernos de una forma especial y sentir que la vida merece la pena.

Cuando estos cuatro factores están en equilibrio es más fácil encontrar la vocación y hacer de ella nuestro propósito de vida: